Dejaba caer entre mis dedos
la suave y blanca arena
mientras miraba el horizonte
perdida en mis pensamientos
Perdida en el absurdo estar
de las mañanas que no tienen horas
que se antojan eternas
aún sabiendo que
nada es para siempre
que el sol que acaricia mi piel
no lo hará en la noche
Y el suave susurro de las olas,
hoy en calma,
no serán más que el recuerdo
Y la dulce brisa que atusa mi pelo...
Esa brisa que me trajo tu recuerdo
....me hizo recordar
como era la eternidad en tus labios
y las horas paradas en tu piel
y los intervalos del tiempo entre tus brazos
y recordé como se paraba el tiempo
en el susurro de tu voz
Sara Gómez Mendiguchia
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