Anoche la tierra se caía, la montaña cedía y arrastraba todo a su paso, casas, personas, autobuses... no teníamos modo de salir. Daba igual la dirección que eligiese, daba igual el refugio, solo por un momento parecía seguro y luego la tierra y las piedras volvían a caer. No sé como iban apareciendo las personas a las que amo y entre la vorágine y la desesperación iban desapareciendo, quiero pensar que tomando otro rumbo distinto al mio...
Pero lo peor de la noche estaba por acontecer. Lo peor fue cuando apareció en escena mi hijo y entonces sí, sentí la desesperación y la angustia de una madre por salvar la vida de su hijo, lo sentí tan real que cuando desperté, empapada en sudor y angustia, me costó rehacerme varios minutos.
Pesadillas
Yo soy afortunada pude despertarme
Pero hay muchas personas que su realidad es tener que vivir en esta pesadilla ...sin opción a despertar.
Sara Gómez Mendiguchía
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