Cual es el antídoto
a este dolor que se ha instalado en mi alma
Este veneno que corroe las arterias
Que envenena mi cuerpo
Que envenena mi mente
Que lo cubre todo en densa niebla
Y los ojos ya no son dueños de lo que ven,
mis pensamientos ya no son lúcidos,
no consiguen distinguir los sueños de la realidad
y este veneno consigue convertir todo en dulce pero dañina pesadilla
Y mi piel se apaga como las velas al amanecer
Y mis pasos son pesados
y mi cuerpo se desvanece
Y mi sangre se desborda
por las cuencas de mis ojos
por los poros de mi piel
¿por qué?
Dime
Por qué dejaste que bebiera de tu copa
Era tan bella y tú parecías tan real
Y creí en ti
Creí tus palabras
Creí en tus manos
Creí a tus ojos
Y ahora este veneno corroe mi cuerpo
Y ya no soy dueña de él
Y quizá lo único que me salve sea la muerte
Y rehacer mi mente
y mi cuerpo
y olvidar que te conocí,
olvidar tus palabras
y tus manos
y tus ojos.
Quizá eso sea el único antídoto que me salve de esta agonía que me invade, que me atormenta, que me llega al alma y me lo quema
Sara Gómez Mendiguchia
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