Las alas se cosen.
El alma se cura, las heridas cicatrizan.
Los abrazos alivian.
Las entrañas se calman.
El corazón vuelve a latir.
Los ojos recuperan su brillo y los labios la sonrisa.
La vida vuelve.
Siempre.
Aunque llueva en el alma
Aunque te quemes y te congeles al mismo tiempo.
Aunque te desangres por dentro
Y por fuera
Aunque creas desfallecer y el único aliento sean los suspiros.
Aunque te hundas en el mismísimo océano.
Aunque te trage el penúltimo agujero negro.
Aunque pierdas todas la brújulas de vida.
Al final nos curamos
Cicatrices en el alma.
Sara G. Mendiguchia
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