Tus palabras irónicas e hirientes
se las lleva el viento del norte,
que atrae la lluvia a mis ojos
y con su agua salada
se llevan tu recuerdo.
Ese viento del norte
que limpia el cielo,
como las lagrimas
limpian de mi mente
los recuerdos de tus labios
cercanos y encendidos,
deseosos de encontrarse con los míos,
mientras con palabras apasionadas
erizas mi piel y aceleras mi corazón,
como si fuera la adolescente
que por primera vez
descubre el amor,
respondiendo con torpeza
a tu pasión.
Creyendo inocente,
que tus versos eran de amor,
imaginando la cercanía
de tu cuerpo sobre el mío,
recorriendo tu piel
con caricias perfectas.
Inocencia la mía
y certeros tus versos,
tu prosa falaz,
lanzada como flecha certera
directa a mi corazón.
Dibujando veracidad
y nobleza en ti.
Sin embargo tus palabras
solo eran deseo.
Tu hazaña para tu lista
de conquistas.
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