lunes, 3 de agosto de 2015

Donde el tiempo sea infinito

Prisioneros  de un tiempo que se nos paró
Derrochando minutos como si nos sobrara el tiempo
Siempre en el velatorio de nuestra propia morgue
Nos nos damos cuenta que el minutero sólo es el cronómetro,
la cuanta atrás de un tiempo que nos arrastra hasta nuestra propia tumba,
que nos espera paciente...
O quien sabe sin con impaciencia
El tiempo se nos escapa entre el tic tac del reloj de pared, entre el palpitar de nuestro corazón y entre las venas abiertas a toda razón o a la sin razón de existir, mientras nos dejamos acunar suave y tiernamente por una luna en cuarto menguante que aguarda paciente el momento de dejarnos caer y ni siquiera nos dará la posibilidad de acompañala como estrella, sí quizá nos deje estrellar nuestro cuerpo contra la tierra que ha de enterarnos.
Mi querida luna, si no he de ser estrella que te acompañe en la noche,
con las venas abiertas, la piel echa jirones, el alma desquebrajada, con mis heridas abiertas y sangrantes, me asiré en el lado oscuro de tu mundo y esperaré, esperaré que otros soles me quemen, me abrasen, arderé entonces en otros mundos y quien sabe...seré el sol que alumbre otra luna, otros tiempos, más livianos, menos crueles y entonces tal vez añores no contarme entre tus estrellas.
Allí
Donde el tiempo sea infinito

Sara Gómez  Mendiguchia

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