Llueve
Llueve dentro
Llueve en la calle
Llueven gotas de sangre
que se dejan caer suaves y frías por los poros de una piel cansada y aburrida de retener sentidos y sinsentidos y se van por el desagüe en dulce e hipnótico remolino y se llevan todo lo que fui.
Lo que soy
Un corazón sin latido
Una piel pálida y fría
Unos ojos que duermen en algún rincón de una oscura habitación
O el alma que vaga entre las tinieblas del bosque esperando la nada
Y hoy llueve
Y todo lo inmunda
Y cala los huesos
Y cala los pensamientos
Deshaciendo lo que un día fui
Borrando lo escrito en mí
como borra el agua la tinta de mis versos
Y no sé rendirme
Dulce condena la mía
Que no sabe morir
Solo caminar
Llueve
Sara Gómez Mendiguchia
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