miércoles, 9 de marzo de 2016

Cómo si esa locura nos salvase del frio de este invierno en nuestras almas

Le pedía deseos a las estrechas
Jugando a que fuese realidad, que con desearlo bastase
Cómo si esa locura nos salvase del frio de este invierno en nuestras almas

Cuando la vida tira a matar pero no remata, solo daña y la herida la cura el viento o tú o nadie pero acaba curando y la cicatriz a veces sólo es un tatuaje que recuerda...lo que sea...a ti por ejemplo.

Pero a veces las heridas sangran, sangran tanto que no hay manera de parar la hemorragia y todo se tiñe del rojo de mi sangre y mueres despacio,
lento y los relojes dejan de tener importancia y el tiempo ya no es tiempo, solo recuerdos y nostalgias.

Y no deja de llover cuando lo único que necesitas es caminar. La lluvia empapa mi cuerpo y se diluye en la sangre de mis venas creando un regato de dolor y pasión, de melancolía y lejanía. De muerte.

Y el corazón  me traiciona
O mi mente no me dice verdades
Y las estrellas dejaron de acercarme sueños
Descarrila mi tren
Sin andenes
Sin despedidas
Sin bienvenidas
Sin destinos

Y dónde llegar si me desangro por el camino y las fuerzas flaquean

Quién me recordará cuando ya no sea
Quién recogerá mi cuerpo inerte
Quién me resucitará de nuevo
Quién quiere perder el tiempo conmigo
Si nada soy

Solo yo
Piel desnuda de perjuicios
Alma y cicatrices
Quien lo quiere

¿Quien?

Sara Gómez  Mendiguchia

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