A veces en los días de lluvia se abre un trocito de cielo, en algún momento, entre chubasco y chubasco, y se deja entrever ese azul claro, ese rayo de luz que todo lo embellece. Las gotas de agua sobre el suelo, sobre el tapiz verde de los prados, en las hojas que aún quedan en los árboles, incluso en el asfalto oscuro del suelo mojado adquiere una luz especial como si la vida tratase de decirte que aún hay vida en la vida, que aún hay belleza tras el vendaval que todo se llevó. Que el alma sigue siendo alma, que es corazón recuperó su latido y que la sangre aún es capaz de calentar un cuerpo aterido por la vida.
Aún hay vida en la vida.
Feliz noche.
Sara Gomez Mendiguchia
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